En España, cada año los contribuyentes deben realizar su declaración de la renta para informar sobre los ingresos obtenidos durante el ejercicio fiscal anterior (en este caso, el año 2011). Esta declaración es obligatoria para todas aquellas personas que hayan obtenido ingresos superiores a los 22.000 euros brutos anuales, aunque también pueden presentarla aquellos que hayan obtenido ingresos inferiores si desean solicitar alguna deducción o devolución de impuestos.
Además de informar sobre los ingresos, también se debían indicar los gastos deducibles, como pueden ser los gastos médicos, los gastos de vivienda o las donaciones a entidades sin ánimo de lucro. Estos gastos podían reducir la base imponible y, por tanto, disminuir el importe a pagar en impuestos.