impuestos directos

Los impuestos directos son aquellos que gravan directamente la renta, la riqueza o el consumo de las personas o empresas, es decir, son pagados por aquellos que tienen la capacidad económica para hacerlo. A diferencia de los impuestos indirectos, como el IVA, que se aplican sobre el consumo y son pagados por todos los ciudadanos por igual, los impuestos directos son más progresivos, es decir, su peso recae en mayor medida sobre aquellos que tienen mayores ingresos o patrimonio.

Por otro lado, el Impuesto sobre Sociedades es un tributo que grava los beneficios obtenidos por las empresas, ya sean sociedades anónimas, limitadas o cualquier otra forma jurídica. Su tipo impositivo general es del 25%, pero existen reducciones y bonificaciones para promover ciertas actividades económicas o para empresas de tamaño reducido. La recaudación de este impuesto representa aproximadamente un 20% de los ingresos totales del Estado.

Los impuestos directos son una fuente importante de ingresos para las arcas del Estado y tienen un papel fundamental en la redistribución de la riqueza y en la financiación de los gastos públicos. Sin embargo, su aplicación y gestión requiere de una correcta planificación y una regulación adecuada para evitar la evasión fiscal y garantizar la equidad en la contribución de cada ciudadano según su capacidad económica.

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