La clave de la situación de la vivienda en el IRPF radica en si se trata de la vivienda habitual o no. En el caso de la vivienda habitual, los contribuyentes pueden deducirse por la compra o rehabilitación de la misma, así como por el pago de intereses de préstamos hipotecarios y gastos asociados. Estas deducciones pueden variar en función de la comunidad autónoma y su normativa específica.
Es importante tener en cuenta que también existen límites en las deducciones por vivienda habitual, como por ejemplo el límite máximo de 9.040 euros por la compra o mejora de la misma. Además, en caso de vender la vivienda antes de 3 años desde la compra, las deducciones deberán ser reintegradas en la declaración de la renta.