La insolvencia judicialmente declarada es una situación en la cual un individuo no puede hacer frente a sus obligaciones económicas, ya sea por la imposibilidad de pagar sus deudas o por tener un patrimonio insuficiente para hacer frente a ellas. Este estado se declara por un juez a petición de los acreedores o del deudor y tiene como objetivo proteger al deudor y garantizar la satisfacción de los créditos en la medida de lo posible.
Una vez declarada la insolvencia, el juez nombra a un administrador concursal encargado de gestionar la liquidación de los bienes del deudor para satisfacer a los acreedores en la medida de lo posible. Además, se establece un plan de pagos para regularizar la situación económica del deudor y evitar que vuelva a caer en la insolvencia.